“Puesto que nosotros estamos recibiendo un reino inconmovible, seamos agradecidos. Inspirados por esta gratitud, adoremos a Dios como a él le agrada, con temor reverente, porque nuestro «Dios es fuego consumidor».”
Hebreos 12:28-29 NVI
El secretario de prensa Tony Snow tenía cincuenta y tres años cuando murió. Snow, un cristiano, sufrió un cáncer terminal mientras ocupaba el cargo durante la presidencia de George W. Bush. A pesar de su aflicción, Snow fue elocuente acerca de cómo Dios obra en un mundo caído.
Escribió: “Queremos que nuestras vidas sean un sendero sencillo y suave hasta donde alcanza la vista, pero a Dios le gusta aventurarse fuera de los caminos. Nos provoca con giros y vueltas, y coloca predicamentos en nuestras vidas que parecen desafiar nuestra resistencia y comprensión. Sin embargo, no lo negamos”.
¿Por qué no? Según Snow, no es porque Dios haga la vida fácil. Una vida de fe está llena de emociones, peligros, conmociones, reveses y triunfos. La razón por la que resistimos no es que Dios nos prometa un mañana terrenal sin fin; más bien, promete una eternidad llena de amor y vida más allá de todo lo que podamos comprender.
Nuestro Dios hará (o permitirá) cualquier sacudida que sea necesaria en nuestra vida en la tierra para que podamos aferrarnos a la mano que nos sostendrá con seguridad para su reino eterno que no puede ser sacudido.
Oración: Jesús, cuando me encuentre con dificultades y adversidades que me sacudan, ayúdame a aferrarme a la mano que me sostendrá con seguridad para el reino inquebrantable que prometes.
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